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Fco. Javier Sancho Mas

Tengo el privilegio de conocer a Petra desde hace varios años y haber podido confiarle partes importantes de mi vida. Es una de las personas con las que me he sentido más escuchado.

Me recuerda a Momo, la niña del cuento que tenía la virtud de saber escuchar y con esa virtud lograba que las cosas pudiesen cambiar por sí solas. Pero Petra no sólo escucha con los oídos, sino con los ojos, los gestos, con todo el cuerpo, es como si te regalase todo el tiempo que duren tus palabras o tu silencio.

Y los sientes así como un regalo, como un abrazo, donde vaciarte por dentro y salir más despejado y ligero. Más alegre. Su sonrisa es otro plus. Pero mejor pruébenla ustedes mismos.